jueves, 24 de mayo de 2012

Puntos verdes en Medellín


Medellín, ciudad  denominada la capital de la montaña, donde se  destacan varias colinas y ramales prominentes ubicados en la parte media del Valle de Aburrá, sobre la cordillera central, llamados “Cerros Tutelares, por ser puntos de referencia con gran importancia ecológica y paisajística”.  El Cerro Nutibara, el Volador y de las Tres Cruces son parte de los ocho que rodean la ciudad. Cada uno con un valor único y potencial para ofrecer ambientes rurales y amables para el ciudadano, entre los que se destacan sus miradores paisajísticos.

En el mural del Plan de acción local de la comuna 16, describe que “El Cerro Nutibara, fue el primero en ser nombrado Tutelar en la ciudad, cuando en 1927, el Municipio de Medellín adquirió los predios a la Sociedad del Matadero público y Feria de Medellín, que allí funcionada, con la finalidad de destinarlo como parque recreativo conservando sus características ecológicas”. 

El Cerro de las Tres Cruces, fue el último en ser nombrado  Tutelar, con el acuerdo Municipal 46 de 2006, donde se ajusta y revisa el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) para los componentes naturales y el manejo de las corrientes naturales de agua.

“(…) La Secretaría de Medio Ambiente, responsable de estos pulmones ambientales de la ciudad  y con el apoyo de la Universidad de Antioquia, el financiamiento del Área Metropolitana del Valle de Aburrá y recursos de la Sobretasa Ambiental, formuló los Planes de Manejo y de Gestión Integral de los Cerros Tutelares (…)”, durante el mandato del ex alcalde Sergio Fajardo Valderrama para dar cumplimiento al Plan de Desarrollo Municipal “Medellín, Compromiso de toda la ciudadanía” 2004-2007.

Emplazamiento

Rodeado por la quebrada la Iguaná al sur,  al oriente  se halla aislado por la carrera 65, al norte con las quebradas Mononga y Malpaso,  se encuentra ubicado el Cerro Volador, posicionado en medio de la malla urbana de los barrios La Iguaná, San Germán, El Volador, El Progreso y La Universidad Nacional.

Situado al noroccidente de la ciudad, entre las calles 30ª, 33 y carrera 65, se encuentra  el Cerro Nutibara, rodeado de los barrios Fátima, Tenche,  Nutibara, Conquistadores, Barrio Antioquia y Belén. Su ubicación es privilegiada, pues desde la cima se observan los diferentes flancos de la ciudad.

“El Cerro Volador y Nutibara interrumpen la trama urbana de la ciudad plana que los rodea y son denominados cerros de fondo de valle ya que están emplazados en la planicie labrada por el río Medellín, es decir en la llanura aluvial”.

Al occidente de la ciudad, situado en la comuna 16, esta el Cerro de las Tres Cruces o Morro Pelón  como también es conocido, rodeado por los barrios Aliadas, Loma de los Bernal, Belén Rincón y la vereda el Manzanillo…

Cuadro panorámico

Durante años,  el Cerro de las Tres Cruces ha sido aprovechado por los vecinos y habitantes del sector, como mirador paisajístico, escenario religioso y deportivo, además de ser un pulmón verde y espacio rural que contribuye con la conexión de la ciudadanía y la naturaleza. “Con 107.28  hectáreas (ha) aproximadamente,  cuenta el Cerro Tutelar de las Tres Cruces, de las cuales 39, 43 ha (40%) se usan para trabajo agropecuario y el 69,44 ha (60%) como suelo  de conservación-protección”.

David Sarmiento, visitante habitual del Cerro, denuncia que “este necesita una pronta intervención ecológica, la deforestación, la falta de arborización y el mal manejo de los residuos se hace más evidente el daño”. Así mismo Luis Antonio Pineda, vendedor de jugos, frutas y antiguo mayordomo de los terrenos del Cerro comenta “este espacio lleva varios años esperando ser condicionado como un parque para el disfrute de las familias, deportistas y visitantes”.  

“Los recursos de fauna y flora del Cerro de las Tres Cruces, los componen las siguientes especies arbóreas naturales o por siembra: cañafístulo, aguacatillo, búcaro, mango, guayaba, guayacán de Manizales y yarumos, En cuanto a fauna, se destacan las siguientes aves: caravana, tórtola, tortolita, pechirrojo, azulejo y jilguero común”. 

El Cerro Nutibara,  testigo de la transformación y crecimiento de Medellín, comenzó a ser reconocido por la ciudadanía como una zona verde de esparcimiento público, con las edificaciones que existen al interior del Cerro como el “Parque de las Esculturas que cuenta con la participación de diez artistas invitas y el Teatro al aire libre Carlos Vieco Ortiz con capacidad para 3.800 personas, considerado la cuna del movimiento rock”,  estos dos lugares le han significado a la ciudadanía reconocimiento y uso  activo a este espacio, por servir de centros instructivos y escenarios para que la ciudad conozca diferentes manifestaciones culturales y artísticas.
 “El Cerro Nutibara, es el único que cuenta con imagen internacional, sirviendo de vitrina  panorámica de la ciudad hacia el mundo”, afirma Hernando Montoya Rivas, vecino y deportista del Cerro.

El Cerro  posee 33  ha, de las cuales unas 26 ha poseen cobertura vegetal,  cuenta con arboles como: urapanes, gualandayes, eucaliptos, guayacanes, “sin embargo muchos de los árboles necesitan reposición, pues están viejos y deteriorados, especialmente los eucaliptos” describe Marco Pineda encargado de la caseta de información. También se observan 35 especies de aves, entre las que se destacan el turpial, el pájaro carpintero y el colibrí, haciendo de este sea un pulmón verde en medio de la ciudad.

“El Cerro El Volador es el primer y único Parque Natural Regional Urbano en el país, fue declarado Bien de Interés Cultural de la Nación por sus hallazgos arqueológicos, es un Área Protegida por su importancia en materia ecológica, y por su localización es un mirador de 360º  hacia el Valle de Aburrá”.

Salomón Porras Chaparro Comandante del CAI Cerro Volador, comenta “que durante los últimos meses en comparación con el año pasado, se han incrementado en un alto porcentaje las visitas de grupos estudiantiles y adultos mayores. Y agrega que la seguridad ha mejorado con la llegada de los auxiliares, patrulleros y carabineros”.

Con 106 ha de naturaleza en medio de la ciudad, el Cerro cuenta con especies de aves que son propias, tales como: “la lora, la guacamaya pequeña, la cotorra, los pericos, el zarzal, el sirirí rayado, la piranga y el chamicero”.

Con la nueva administración que llego hace unos años al Cerro, comerciantes como Francisco Pérez Ochoa (Don Pacho) afirma “la oportuna adecuación  del espacio, como escenario deportivo, amoblamiento de miradores y recolección de basuras, ha comenzado atraer nuevos visitantes, sobretodo los fines de semana cuando suben en familia”.

Al día

Los limites rurales que marcan los Cerros Nutibara, de las Tres Cruces y Volador, permiten que extraños y visitantes aún tengan conexión con la naturaleza, sin embargo estos espacios necesitan una pronta intervención, pues el mal manejo de ellos, se ve reflejado en la deforestación, contaminación de los recursos hídricos, la falta de sensibilización y apropiación social de los Cerros y la falta de compromiso estatal.

La Sargento Ana Lucia Múnera, Comandante del Cerro Nutibara menciona que las problemáticas que los aquejan son  “la falta de otras dos entradas al Cerro, una por la carrera 65 y otra por la autopista, para comenzar por tener un mayor control de vigilancia por las vías de acceso, disminuyendo la posibilidad de hurtos y violaciones; si se  construyeran esos dos ingresos, el tema de orden público mejoraría un 50%”.

“En junio de 2009, cuando estuvo listo el documento que contenía el Plan de Manejo Ambiental y de Gestión del Cerro Tutelar de las Tres Cruces, hubo conversaciones con los dueños del 98% de los predios privados,  que en su mayoría son del gremio de la construcción. Pero no se llego a ningún acuerdo, porque ellos querían que la delimitación del terreno fuera modificada, para poder construir en la parte baja del Cerro; esto representa el principal obstáculo, por lo tanto la Alcaldía no puede hacer ningún tipo de intervención sin haber negociado con los dueños” comenta Luisa Jaramillo ingeniera de la Secretaría de Medio Ambiente.

A pesar de que las obras y trabajos de mantenimiento siguen siendo una constante en el Cerro Volador, vecinos como Gabriel Vanegas dicen que “desde hace doce años camino por este espacio y sigo pensando que son muy pocos los agentes de policía para el cuidado y la seguridad de los visitantes”. 

Tres importantes e imponentes Cerros que hacen parte del paisaje, pero sobretodo de la cotidianidad de los ciudadanos que a pesar de las problemáticas allí presentes, siguen frecuentando y disfrutando de trotar, caminar, montar en bicicleta, mirar el paisaje o simplemente divertirse con los familiares y amigos en compañía de la naturaleza.

miércoles, 2 de mayo de 2012

¿Cómo se puede ser fiel buscando en el cuerpo de 622 mujeres la cura para el mal de amores?


Era inevitable: el martes 3 de abril, comencé  con la lectura de una novela de amor llevada al extremo de la literatura El amor en los tiempos del cólera,  cada palabra escrita allí me llevo por un mundo de fantasía, en donde lo único que importaba era llegar a la meta, que se traza desde el comienzo, con un amor casi imposible entre dos personas que viven en una de las ciudades mágicas de la costa colombiana.

Es una novela de Gabriel García Márquez, nombrada por muchos como la gran historia de amor de nuestra época, de hecho hace unos cinco años hicieron la adaptación  irregular del libro a la pantalla grande, que no obtuvo tantos premios ni acogida entre el público, que esperaba con ansias, ver reflejado el amor y la fidelidad eterna de Florentino Ariza hacia su diosa coronada Fermina Daza

Un hombre callado de aspecto sombrío y vestido de negro como un murciélago, es la descripción más acertada para Florentino Ariza, protagonista de la novela, que durante cincuenta y tres años, siete meses y once días espero pacientemente por su único y verdadero amor, Fermina Daza. Ella una mujer casi inalcanzable para él,  que creyó ciegamente en las promesas de amor que se hacían durante el largo viaje al que su padre la arrastró por la Sierra, para arrebatársela;  años más tarde, en la plaza de mercado de Cartagena de Indias, ella al verlo tan cerca y sin ninguna persona que lo impidiera,  se percata en un segundo del enorme engaño,  entonces lo mira con gran determinación y le dice que todo había sido una ilusión.

Fermina, una mujer de sociedad, estuvo casada con Juvenal Urbino de la Calle durante muchos años, mientras que Florentino no perdía la esperanza de poder estar con su amada, pero paralelamente adopto una doble vida e inclusive una identidad que solo salía a flor de piel en las noches, durante las cuales con el sigilo de un gato entraba y salía de casas, callejones y escondidizos secretos, después de buscar en los cuerpos de varias amantes clandestinas tan frágiles como una flor y necesitadas de afecto, cariño y  comprensión, las caricias y besos que no conoció de ella, hasta después de medio siglo.

Florentino un hombre sin mucha determinación, decidió entregarse a los placeres del amor, pues bien sabia que la espera por Fermina era larga y tediosa, tanto que después de apreciar por primera vez al sexo opuesto, descubrió que el dolor que sentía al tener a su amada lejos, cesaba un poco. Durante los años de espera él nunca pudo dejar de pensar ni un solo día en ella, pues de por medio había un profundo sentimiento que diariamente lo llevaba hacerse más persistente. 

Sin embargo la  clandestinidad de Florentino no puede llamarse como una infidelidad o traición al amor eterno juro  a Fermina,  pues bien él era un hombre soltero y libre para admitir que su vida no podía pasar en vano mientras esperaba a su amada, además nuca falto a sus promesas y respeto por encima de cualquier cosa el juramento de amor, pero  las necesidad de satisfacer la sexualidad de un hombre nunca dan espera.

Durante muchos años, Florentino se refugio tímidamente en los brazos de 622 casuales, de las que llevo registro en una serie de cuadernos, con ellas sostuvo romances a veces un poco fugases y en otras ocasiones más duraderos, pero todos con la misma finalidad, darle tiempo al tiempo para que Juvenal dejara viuda a Fermina y de una vez por todas el camino le quedara libre al persistente protagonista. 

En la actualidad la infidelidad se presenta tanto en los hombres como en las mujeres, siendo los hombres más traicioneros, para demostrar su masculinidad porque en la sociedad se espera que ellos actúen así, pero Florentino no era un hombre de esos, él disfrutaba profundamente acostarse con cada  mujer que llegaba a su  vida, pues ellas eran el escape a la soledad que enfrentaba a diario sin el amor de Fermina. 

La infidelidad es más notoria en el presente, pues la percepción de esta palabra ha cambiado la manera como se relacionan las personas amorosamente, ya no son necesarios los compromisos y juramentos de amor y fidelidad eterna paso a ser solamente nombrada en los cuentos de hadas.